23/04/18 | 15/11 (30/11/2015), BILATERAL | por Luis de Grandes. PPE
En Venezuela están convocadas Elecciones Legislativas para el 6 de diciembre.
La oposición democrática se prepara para dar un paso decisivo que permita a los venezolanos alimentar la esperanza de que el cambio sí es posible, y la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) constituye un instrumento esencial para que la victoria que presagian las encuestas se haga efectiva.
La deriva totalitaria del régimen de Maduro demanda un éxito que resulte inapelable e indiscutido. La victoria necesita ser contundente y que redunde en una mayoría suficiente que permita, en el marco de la Constitución venezolana, aprobar leyes que fortalezcan reglas democráticas normalizadas, restaurar la independencia del poder judicial y tantas y tantas cosas que devuelvan a Venezuela el prestigio perdido.
La reciente decisión del Consejo Nacional Electoral, anunciando el programa de acompañamiento internacional que regirá el proceso electoral del 6 de diciembre, pone de manifiesto la difícil situación a la se expone el juego democrático en Venezuela. No han contado con el aval del organismo electoral venezolano, organizaciones como la UE o la OEA, a la vez que se obvia el importante papel de las misiones electorales propiamente dichas, que generarían la necesaria confianza en un país marcado por la confrontación política.
Pero sin unidad no habrá victoria. Resulta inexcusable, por tanto, dejar a un lado las legítimas diferencias partidarias, imponiéndose el patriotismo a los matices y las diferencias.
La unidad de acción y sólo la unidad, es la llave para recuperar las libertades.
La reciente condena a 13 años y 9 meses de prisión al opositor Leopoldo López, urge a esa ansiada recuperación de libertades.
Junto a él, esperan en las mazmorras Antonio Ledezma, Daniel Ceballos y más de 70 presos no juzgados, privados de libertad y que hay que proteger sacándoles del anonimato.
La situación a la que se exponen, ya fue constatada por la Opinión N°26/2014 adoptada por el Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de las Naciones Unidas, donde se exigía la liberación inmediata de Leopoldo López “al haberse ejecutado la detención sin orden emanada de autoridad judicial; haberse extendido por un período de más de 6 meses (siendo finalmente de 19); haberle expuesto al aislamiento; no habérsele otorgado la libertad provisional, y por los obstáculos puestos a los abogados defensores incluyéndose la censura de sus comunicaciones con el detenido, afectando al derecho de presunción de inocencia, a un juicio imparcial y al debido proceso”.
Estimaba así que la privación de libertad con “el objeto de restringirle sus derechos políticos, así como por el ejercicio de sus derechos a la libertad de pensamiento y opinión, de expresión, reunión de asociación y político” constituía una detención arbitraria.
Desde el Parlamento Europeo, hemos querido también abogar a favor de las libertades en Venezuela, pronunciándonos mediante tres resoluciones aprobadas desde comienzos del 2014 que condenan la grave situación a la que se enfrentan los que hoy están detenidos por protestas y motivos políticos.
Y vuelvo a la idea inicial: la unidad como medio, no como fin, es la clave de éxito. De ahí que algunos queramos también, desde aquí, contribuir a la búsqueda de otra unidad que daría visibilidad y protección a la oposición y a los inermes presos.
Hemos propuesto y ganado ya frente a otros dignísimos candidatos, en el seno del Grupo PPE del Parlamento Europeo la nominación para el premio Sakharov de la Oposición Democrática Venezolana, representada por la MUD y los presos políticos.
Ahora toca, a mi juicio, convencer a otros grupos políticos del Parlamento Europeo sobre la bondad de esta propuesta. El prestigio del premio Sakharov cuenta con universalidad de
conocimiento y reúne condiciones e idoneidad para que sea una propuesta compartida.
Ya hay quien desde el Grupo ALDE comparte la misma idea y hago una llamada a otros grupos parlamentarios para que se unan a una empresa que sería de todos. Al presidente Maduro, le parecerá de nuevo una injerencia pero para el Parlamento Europeo nunca ha habido fronteras que impidieran la defensa de las Libertades y los Derechos Humanos.//